FLOTA,
NAVEGA, TRANSITA
Surcan
en el firmamento,
veleros
de ágiles velas.
En
sus inflamadas telas,
empuja
con fuerza el tiempo.
Guía
el timón el sentimiento,
con
las manos del talento.
No
se otea el horizonte,
de
negras nubes cubierto.
La
quilla hacia el infinito,
con
la proa hacia el encuentro
y
la mirada perdida,
explorando
lo finito.
Navega
el verso hacia el éter,
fluido
entre sus efluvios.
Desnudo
ante los recuerdos,
con
sus estrofas al pairo,
sin
prejuicios ni recelos.
La
rima rompiendo el aire,
para
llegar más adentro.
Cruza
la vida la sangre,
henchida
de amor y celos,
de
pasiones sin medida,
de
fracasos y de anhelos.
Viaja
el dolor con el nervio,
que
el alma quiere morder
y
en su caminar constante,
hace
huecos al placer.
Surca
el labio la sonrisa,
entre
el suspiro flotando.
Cada
latido pensando,
que
el siguiente da la vida.
Y
cerrando la salida,
busca
dentro cada hálito.
En
la sonrisa fruncida,
queda
el suspiro temblando.
Las
hojas siguen volando,
del
libro de los recuerdos.
Posándose
entre los besos,
como
espuma en el océano.
Escritas
sobre sus líneas,
en
las palmas de las manos,
la
escabrosa travesía,
semblantes
que van quedando.
Navega
el ágil velero,
en
el infinito alado.
Llevando
en cubierta el mundo
y
en sus bodegas lo humano.
A.L.
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29/02/2020
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