ENCRUCIJADAS
DE VIDA
Sendos
caminos se cruzan,
en
la ardua singladura.
Uno
que sigue la duda,
otro
que el saber subyuga,
para
medrar en la holganza.
Los
dos caminos respiran,
pero
en diferentes almas.
Se
bifurca la andadura,
entre
el sabio y la ignorancia.
Se
va ocultando la Luna,
entre
vapores de nácar.
Profunda
y sabia, sin prisa,
entre
las nubes de plata.
Mira
al Sol que ufano brilla,
en
las bronceadas colinas.
Una
se lleva la noche,
el
otro transporta el día.
En
cada mirada brilla,
o
se nubla en las pupilas.
Una
mirada se pierde,
otra,
a otros ojos mira.
Una
mira en lontananza,
mientras
que otra se arrodilla.
Mira
al final del sendero,
o
se queda en las orillas.
La
vida busca la senda,
como
el pájaro que anida,
la
rama que le convenga.
El
amor sufre y se apena,
o
da luz a quien le acepta.
Palabras
que al ser condenan,
o
de su prisión liberan,
cuando
llevan la esperanza.
Senderos
que transitar,
embebiéndose
de ellos,
O
pasando sin mirar,
no
aprecia su entorno bello.
En
el lento caminar,
busca
el placer el viajero,
mientras
vive el pasajero,
por
la vida sin mirar.
Amor
que viene y que va,
como
sopla y gira el viento.
En
brisa quiere tornar,
para
acariciar el cuerpo.
Pero
arreciando en tormenta,
flagela
al ser sin piedad.
Amor
que se queda, anhela,
transformar
la realidad.
Se
bifurcan los caminos,
como
gira la existencia,
bordeando
su destino.
El
Sol recibe a la Luna
para
señalar su sitio.
A.L.
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18/02/2020
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