FIEL
EN SU RAZÓN DE SER
Viento
de rostro siniestro,
olor
que altera el recuerdo,
pebetero
permanente,
de
un ardiente fuego eterno.
Amores
que van tornando,
remodelando
sus aspecto,
cincelando
sus aristas,
con
otros nuevos deseos.
El
beso cambió de nombre,
suspiro
de amor perfecto.
Labios
en bronce bruñidos,
no
descubren sus secretos.
Boca
que entreabierta enseña,
la
profundidad del miedo.
Sedujo
a la piel el beso,
con
su poderoso aliento.
La
voz se fue dilatando,
por
el calor del deseo
y
asomándose en el tiempo,
vio
su interior al acecho.
El
amor cruzó los dedos,
tiempo
que abate y mutila,
con
la afilada cuchilla,
de
su poderoso acero.
La
mar no sabe de amores,
ni
de aventuras o cuitas,
engendra
la ira su vientre,
para
defender su carne,
de
la maldad que la agrede.
Cual
gigantesca garganta,
grita
su poder altiva,
en
un clamor que ensordece.
Se
fue fundiendo la noche,
con
el canto de las sombras,
sordo
croar de las charcas,
de
vida nocturna ahítas.
El
ulular del carabo,
sobre
la luz que palpita,
de
la lunática sombra,
que
en el espacio gravita.
Vida
bordada de luces,
de
oscuridades que miran,
reflejos
en los cristales,
que
en los espejos seducen,
como
seductoras ninfas.
La
imagen cuelga del tiempo,
cambiando
como la brisa,
proyectada
en sus anhelos.
Canta
el ruiseñor sin prisa,
en
su devenir sincero.
Fiel
viajero que transita,
a
la falsedad ajeno.
Vuela
la verdad con él,
en
cada pluma que brilla.
Trina
en su razón de ser,
en
su perfecta armonía.
A.L.
(ángel l. pérez)
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04/08/2020
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