ARRUGADA
VESTIDURA
La
piel curtida se pliega,
sobre
la curtida estampa,
recia
y madura prestancia,
en
una figura pétrea.
Ojos
profundos que hablan,
como
terrones de tierra,
olor
a tomillo y jara,
manos
sembradas de grietas.
La
cicatriz se quedó,
el
tiempo tapo la herida,
con
una nueva pasión,
se
quedó atrás la infringida.
La
piel renace y claudica,
de
la sonrisa de ayer,
solo
quedó una premisa,
un
recuerdo que se fue,
etérea
mueca perdida.
Sabio
rictus, bella arruga,
entre
los pliegues cautiva.
Cada
surco un renacer,
de
cada instante una vida.
La
inteligencia nos mira,
con
palabras de oro y miel.
Una
pasión escondida,
en
una arrugada piel.
Gardenias
en el jarrón,
presas
en agua, proscritas,
de
sus raíces arrancadas,
esclavas
en el placer,
de
la mirada egoísta.
Entre
marchitas y ajadas,
los
más fieros ojos calman,
condenadas
por no ser.
Y
la pátina del tiempo,
presurosa
a aparecer,
las
huellas sobre la piel,
como
fieles andariegos,
la
impronta de su quehacer.
Se
rompe la voz,
profunda
como un amor,
plasmado
en una reliquia.
Surca
el verso la armonía,
intentando
conocer,
de
que materia es la vida.
Envejecida
agonía,
de
saber y conocer,
placeres
entre las rimas,
que
al poeta hacen crecer,
como
al árbol la semilla.
Rostro
de sabiduría,
amor
guardado sin prisa,
en
la mirada que brilla,
henchida
de conocer.
Como
párpados cortinas,
que
se pliegan de vejez,
en
la sincera sonrisa,
cautiva
al anochecer.
A.L.
(ángel l. pérez)
https://www.poemas-del-alma.com/blog/usuario-188210
https://www.ivoox.com/54987517
10/08/2020
Comentarios
Publicar un comentario