¡AY!,
QUIEN PUDIERA
De
la vida que pasa,
rezumando
promesas,
a
quien vive a su aire,
nadando
entre riquezas.
Quienes
saciados viven,
devorando
a quien piensa,
de
la bula que fluye,
mientras
muere la esencia.
El
necio vive ausente,
camuflado
en su cáscara,
vestida
de colores,
de
aparentes certezas,
de
ciencia infusa y torpe,
de
verborreas y chácharas.
Solo
el nombre se nombra,
si
el estúpido piensa.
El
poderoso gime,
si
le quitan su hacienda,
mientras
nace la hambruna,
por
su hambre avarienta.
No
se sacia quien llena,
sin
pensar, su despensa,
quien
de riquezas vive,
ajeno
a las miserias.
No
sabe del amor,
quien
no se arriesga,
a
abrir su corazón,
sin
frenos ni reservas,
No
sabe del amor,
sino
de guerras,
quien
del hambre de otros,
vive
y medra.
No
sabe del amor,
quienes
vegetan.
De
prebendas se ufana,
de
presunción se airea
y
en su corto pensar,
en
su ego se recrea.
De
quien mira su ombligo,
ausente
de belleza.
De
plástico una flor,
de
hermosura, su ausencia.
Amor
de fantasía,
que
entre rastrojos queda,
pernicioso
placer,
engañosa
presencia.
Sus
trazas de hojalata,
de
arpillera su ciencia.
De
andrajos sus anhelos
y
de trapo su esencia.
¡Ay!,
quien pudiera,
bañar
de sencillez y de belleza,
la
enorme sordidez,
que
vive y medra.
A.L.
(ángel l. pérez)
NO
SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME
(anónimo).
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26/08/2020
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