SOBRE EL PAPEL

Cuando escribo sobrevivo,

a la fuerza que me empuja,

a la vida que me arrastra,

al vaivén de lo vivido,

y en el instante preciso,

cuando cada letra flota,

más claro es el laberinto,

de la complicada estrofa.

Cuando escribo son los dedos,

mariposas variopintas,

de multicolores alas,

que a la página abanican,

y al imprimir los sentidos,

en lo blanco que me mira,

soy tan ágil como el viento,

y en cada giro soy brisa.

Al escribir se libera,

el duende oscuro que habita,

entre los profundos pliegues,

de las recónditas simas,

y voy zurciendo palabras,

con las sensaciones íntimas,

que emanan de las entrañas,

como cataratas prístinas.

Se deslizan en las páginas,

las experiencias vividas,

amores que se quedaron,

grabados en los recuerdos,

aquellos instantes mágicos,

brillantes como destellos,

de una eterna luz ignota,

que deja huella en los huesos.

Se abre el baúl de los sueños,

al plasmar sobre el papel,

las andanzas que recuerdo,

y se agolpan en tropel,

en los enérgicos dedos,

los acaecidos hechos,

unos ácidos que amargan,

otros dulces cuál la miel.

Lágrimas salinas ruedan,

sobre la faz al sentir,

y en cada palabra escrita,

se adivina el devenir,

de la vida en sus esquinas,

en los afilados bordes,

en las suaves formas íntimas,

en la intermitente música.

Al escribir se concitan,

las vívidas experiencias,

se reclama la cordura,

y se liberan las prisas,

en la caída vertiginosa,

que la ambición precipita,

construyéndose otra vida,

libre en la densa espesura.

El amor flota entre líneas,

como una etérea libélula,

que sobrevuela en la rima.

Angel L. Perez ®

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18/11/2021