UNA
DUDA QUE GERMINA
Llega
la noche a los ojos
y
la aurora a la mirada,
mientras
el amor aflora,
en
la criatura que llora.
Van
quedando los despojos,
en
la noche que termina.
Al
alba todo camina,
con
rayos de plata y oro.
Tras
lujosos decorados,
vive
la hambruna escondida.
En
la oscuridad anidando,
en
maléficas fortunas.
Se
quedó la risa muda,
en
el interior callando,
mientras
prima el espectáculo,
en
ricos salones de ébano.
Llega
la noche a los labios
y
a las caricias la aurora.
La
vida sigue mudando,
mientras
el amor aflora.
Abiertas
siguen las puertas,
para
que entren los sabios,
mientras
las bocas se cierran,
dando
silencio a lo amado.
Escondido
queda el Sol,
tras
los sufridos tejados.
Ofreciendo
el resplandor,
a
quienes miran de largo.
El
aura de su infinito,
vive
en la sombra brillando.
Los
reflejos son la aurora,
que
dice adiós a los tálamos.
Visten
de verde los campos,
de
oro torres y palacios,
donde
se cocina el mundo,
de
preparados esclavos.
Mira
orgulloso el volcán,
su
boca de fuego y ácido,
amenazando
a quien osa,
retarle
en su propio campo.
La
presa sigue corriendo,
huye
del voraz humano.
Presto
a rematar la vida,
que
obvia con desparpajo.
Las
alas negras se ciernen,
como
negruzcos bocados.
En
los alientos ardientes,
bebe
la existencia a tragos.
Llega
la noche a los ojos,
la
madrugada a los labios.
Resecos
quedan los sueños,
entre
almohadas acolchados.
La
Luna huyó de puntillas,
entre
los cerros dorados.
Mientras
brota la semilla,
en
vientres enamorados.
Una
pausa entre las prisas,
para
seguir caminando.
Una
duda que germina,
para
lograr ser más sabio.
A.L.
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10/03/2020
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