QUE NO SE RINDA EL TALENTO

Estrambóticas locuras,
inmersas en la razón,
que el volátil corazón,
en su latidos pergeña.
En la sólida cordura,
va cediendo la emoción,
que en un rincón se acuclilla.
Una palabra se empeña,
llevada por la pasión.

La sombra calma el ardor,
del Sol que quema y fustiga.
La sed bebe del amor,
en la fuente en la que habita.
Sembrada queda la idea,
que florece con pasión.
La razón pierde la orilla,
y en el vacío gravita,
si pierde el Norte el amor.

El poder inyecta miedo,
para someter al ser.
Buceando en su quehacer,
arrebata el corazón.
El valor se precipita,
dando la mano al temor,
solo el amor vive y grita.
En el placer escondida,
queda sola la razón.

Colinas que se perfilan,
en la eterna lejanía,
donde es más grata la vida.
Se recortan las estrellas,
en el inmenso vacío.
Insondable el infinito,
donde habitan las verdades.
En las pasiones fugaces,
que muerden las alegrías.

Una palabra perdida,
busca sin parar la rima.
Simbiosis de la emoción,
con la verdad cristalina.
En la silenciada voz,
que callada al fin culmina.
Un amor que se desliza,
una ilusión que camina,
en aras de la razón.

Se quedó en suspenso el viento,
para que roce la brisa,
los versos de la canción.
Que no se rinda el talento,
al miedo del corazón.
A.L.
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04/03/2020

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