NO ME OFENDE



Si el viento supiera la cara que roza,

bofetadas serían en algún que otro rostro.

Y su azote furioso, como daga caliente,

rojos surcos de fuego marcarían su frente.



No se ofende el camino cuando andando se pisa,

ni tiemblan los almendros cuando brotan sus hojas,

Como copos de nieve sobre el cerro que asoma.

Suave gota de plata en cada hoja posada.



Si el sol se diera cuenta del cuerpo que calienta,

en el centro del pecho encendería una hoguera,

Retorcidos alambres de siniestra ceguera,

sobre huesos de polvo dormiría su vileza.



No me ofende tu canto que arrebata mi oído.

Ni los bellos colores que alfombran mi mirada,

ni el sabor de la pulpa que refresca mi boca,

ni el perfume que empapa, ni la flor que me habla.



Si la luna supiera que, abrigado en su sombra,

el traidor preparaba, su pérfida venganza.

De terrores nocturnos llenaría su almohada.

Y siniestras figuras rodearían su cama,

con canciones de muerte, letanías sin alma.



No me ofende la lluvia que en mi cara resbala,

ni me ofende la brisa que ligera me abraza.

No me ofende la risa que bailando cabalga,

Ni me ofende tu abrazo, ni el beso que me abrasa.

Ni la mano que ayuda ni la franca mirada.

Me ofende la injusticia que en el débil se afana.



Ángel L. Pérez ®

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12/03/2024

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