FUGACES LAS LUCES TIEMBLAN

El Pasado, pasado está,

pero una muesca indeleble,

en las fibras queda indemne,

inapreciable fisura,

una cicatriz oculta,

un pensamiento fugaz,

un relámpago en el sueño,

un suspiro que se extiende,

que en gemido se disuelve,

pero vuelve en la locura.

Hambre de amor y de pan,

hambre de paz y esperanza,

apetito de templanza,

que se recrea en las penas,

y arde en el corazón,

una interminable senda,

donde no se ve el final,

hambre de sueños y anhelos,

de proyectos que se aplazan,

mientras se enquista el temor.

Canta sin pausa el torrente,

y se silencian los gritos,

grilla en el silencio el grillo,

y murmuran sin parar,

las hojas de los olivos,

grita el perpetuo silente,

que emerge como un quejido,

y el estruendo de los ruidos,

lo esencial no deja oír,

mientras, sollozan los niños.

Y no arrecia el vendaval,

en su brutal torbellino,

que vapulea sin piedad,

lo que encuentra en su camino,

envuelta en su realidad,

viaja el miedo y el delirio,

y no se puede acallar,

su incesante griterío,

deambula la mente insomne,

entre parajes perdidos.

No hay luces en lontananza,

ni destellos en la aurora,

y el amor entre las rocas,

brilla a pesar de las olas,

que rompen en la esperanza,

que permanece enraizada,

al corazón que la acepta,

sigue quien salva la trampa,

quienes al amor se aferran,

como la garra a la rama.

El viento arrecia y no falta,

quienes su poder alientan,

salvos en las atalayas,

y al juego de azar se entregan,

frías y dementes cabezas.

Angel L. Perez ®

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07/03/2022