FLORECER EN LAS ESPINAS

No sabe el mar de colores,

ni de razas ni de lenguas,

ni sabe el aire de olores,

solo transporta la esencia,

o el hedor de la inmundicia,

no sabe el amor de súplicas,

tan solo sabe de amores,

de caricias y de ofrendas.

El calor frena la prisa,

mientras el frío la acelera,

y se hiela la sonrisa,

o la pasión se desvela,

entre el frío y la calentura,

no existe tierra maldita,

existe mortal criatura,

que entre los miedos palpita.

¿Quién sabe de profecías?.

El tiempo nunca caduca,

impertérrito sepulta,

o desentierra fortunas,

o deshace viejas cuitas,

o crea nuevas diatribas.

¿Quién sabe de amor y vidas?.

¿Y quién el sino adivina?.

Camino de la esperanza,

viaja el ser entre las trampas,

y como un funambulista,

por finos hilos se arriesga,

poniendo precio a su vida,

en un sinvivir cosecha,

y no contesta a la réplica,

que le ofrece la templanza.

Sabe el corazón de impulsos,

y la mente de conciencias,

sabe el verso que es el curso,

por donde viaja la esencia,

de su interminable pulso,

sabe el amor de clemencias,

y sabe de sacrificios,

sabe el sueño de delirios.

Caminando se hace huella,

y se hace senda pensando,

se deja marca al marcharse,

cuando se anduvo de cerca,

se hace camino sintiendo,

latiendo sin dejar lastre,

y sembrando en cada intento,

crear vida en cada verso.

Amar sin pedir a cambio,

vivir pensando sin prisa,

en cada instante morir,

renacer en cada brizna,

y en cada reverdecer,

florecer en las espinas.

Angel L. Perez ®

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06/03/2022