LA FUERZA QUE LE SUSTENTA

Como elegantes cariátides,

que en sus cabezas soportan,

pesados siglos de piedra,

como el frágil junco aguanta,

la fuerza del vendaval,

la vida entre las tinieblas,

se derrama entre las grietas,

y el peso de la memoria,

sobre las cabezas medra.

La fuerza nace en el vértice,

y va creciendo en un ápice,

de la vida que se gesta,

y en el latido se entrega,

la sangre para que crezca,

en el ángulo resbala,

donde la vida es esencia,

donde el embrión se despeja.

Una fuerza cenital,

la que aguanta la existencia,

un empuje sin igual,

inusitada violencia,

que emerge de las entrañas,

una tormenta perfecta,

una sincronía de esencias,

que al equilibrio restaña.

Impele la vida al náufrago,

que en su afán busca la fuerza,

aferrándose a los restos,

que van quedando en los márgenes,

flotando como nenúfares,

y atrapado busca el ancla,

que sujete su presente,

que de fuerza a su esperanza.

El amor es la argamasa,

que une todas las piezas,

la alianza entre lo auténtico,

la magia de lo recóndito,

de lo arcano y lo fantástico,

son columnas que sustentan,

de los amores sus fuerzas,

son cimientos sus certezas.

Así, el amor bombea,

la sangre en su fortaleza,

y como afluentes se cruzan,

dando impulso a lo que crezca,

el latido es la palanca,

que al aliento da la fuerza,

ama el corazón al verso,

que enriquece sus esencias.

Amor que cruza la puerta,

dejando atrás la pereza,

amor, que une las partículas,

que deambulan y se alejan.

Angel L. Perez ®

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16/02/2022