SILENCIO,
DIJO EL AMOR
Háblame
en voz baja,
que
me ahoga el grito,
que
el grito no piensa,
que
hiere el sentido,
cual
daga que raja,
cual
fino cuchillo.
Silencio,
dijo la voz,
quedamente
susurrando
y
hasta el trueno se calló,
para
contener al rayo.
El
viento doblo la esquina,
silenciosamente
humano
y
los gorriones callaron,
en
su cuerpo acurrucados.
Se
fue quedando en silencio,
la
risa, el dolor y el látigo.
El
quejido se ausentó,
en
un sueño acomodado
y
las gaviotas volaron,
quedos
sus trinos de pájaro.
El
verso se deslizó,
como
una lágrima al labio
y
el salitre de su ser,
selló
el sollozo callando.
Las
palabras se abatieron,
en
el núcleo muy despacio
y
la sílaba calló,
en
cada sonido ingrávido.
Calla
el manantial, silente,
mientras
hablando la mente,
da
soluciones al sabio.
Silencio
dijo la mar,
replegando
sus agravios
y
silenciaron con mimos,
al
nacido entre los brazos.
Se
fue quedando en silencio,
solo
hablando con los brazos
y
como juncos las manos,
agitándose
expresaron,
letras
del abecedario.
La
boca entreabierta habló,
hacia
adentro como un halo,
que
ilumina el interior.
Silencio,
dijo el amor,
fue
su gesto tan auténtico,
que
en una caricia, habló.
A.L.
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30/04/2020
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