ECOS, QUE DE NUEVO, BROTAN

Más viejos, los ojos miran,

como atravesando el tiempo.

Pero, más sabios, sin prisa,

para saborear lo humano.

Mientras las estrellas miran,

sabias, de miles de años.

No se rinden las pupilas,

saben del dolor, y brillan.

Amor y dolor se infiltran,

entre los nervios, dudando,

Y son más largos los días,

cuanto más vibran, soñando.

La voz quebrada se agosta,

fibrosas y suaves manos.

Y cuál catalejo miran,

a los lejos, para amarlos.

Verdades entre las líneas,

de antaño escritas, de un sabio.

El tiempo las difumina,

para que piense quien mira,

entre las ajadas páginas.

Y va quedando una pátina,

de saber, entre las manos.

Lo viejo, de nuevo, es diáfano.

Canciones, que siendo aún viejas,

vestidas de nuevo suenan.

Y es el eco, cada nota,

de sonidos de otros tiempos.

Rebota el verso entre estrofas,

como una ágil pelota,

que en los sentidos evoca,

pasajeros sentimientos.

Nostalgias, canta en los sueños,

y que al despertar se borran.

Como el canto de un jilguero,

que al pasar, va diluyéndose,

como un antiguo recuerdo.

No mires tanto, que no entran,

tantos saberes por dentro.

Mirando, hablaban los gestos.

Qué placer, ver en los ojos,

la sabiduría del tiempo.

Extenso y profundo lienzo,

donde se plasman las vidas,

con mil colores distintos.

Y qué dolor, cuando miran,

sin ver, la esencia y el fondo.

Qué memoria diluida.

Angel L. Perez ®

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18/08/2022