¡AY!, QUIEN PUDIERA...



Quien pudiera sumarse a la marea,

para poder cubrir la suave arena,

y salar con sus olas caracolas,

y enamorar de olas la belleza.

Quien pudiera ser lluvia y abrazarse,

a la carne del mar, líquida madre,

que a tantos seres vivos alimenta,

y ser la ola que baña a los amantes.



Quien pudiera ser hálito de un sueño,

y presentir la vida que se acerca,

con las palabras justas, verdaderas,

con el amor intacto sin reservas.

Quien pudiera ser rosa y primavera,

soplo de aire y paloma mensajera,

el suspiro de un corazón amado,

una vida sin ser la marioneta,

o el hilo que la mueve y la sujeta.



¡Ay!, quien pudiera ser la suave brisa,

que al bello rostro mima y acaricia,

que peina el dúctil vello y la sonrisa,

que cada poro besa de la piel que tiembla,

que amaina los sollozos como un bálsamo.

Quien pudiera ser tierra o ser el árbol,

que da sombra y frescor en la canícula.

Quien pudiera ser senda y ser sendero,

y ser paso que piensa y ser viajero.



¡Ay!, quien pudiera, al fin, ser el cometa,

que se libera del hilo que le oprime,

para volar en libertad a las estrellas,

ser pasión, verso y estela,

de la estrella fugaz que te embelesa,

y ser, por fin, amor sin reglas.



Angel L. Perez

https://www.poemas-del-alma.com/blog/usuario-188210

16/07/2021

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