QUE
NO SE TRUNQUE LA VIDA
Dejar
que el viento acaricie,
dejar
que el roble de sombra,
dejar
que sea la artífice,
la
voz que adorne la boca.
Dejar
que el amor sea el fin,
que
en el corazón se aloja.
No
dejar que el odio anide,
ni
sea el rencor la victoria,
que
nade apacible el cisne,
que
trine alegre la alondra.
Que
no se pongan fronteras,
al
corazón y a quien ame.
Tiembla
el tallo con la brisa,
y
con el amor la carne,
como
conmueve las fibras,
el
sentimiento que nace.
Que
no frene la avaricia,
la
verdad de quienes hablen.
Dejar
que crezcan los árboles,
que
la tierra sea la madre,
que
a los seres amamante.
Dejar
que viva el distinto,
con
sus derechos , sin hambre,
sea
la humanidad la clave.
La
diversidad enriquece,
praderas,
montes y valles,
en
la múltiples especies,
de
seres que aman y sienten.
La
paleta de colores,
que
da belleza, sin nombres.
Amar
sin tregua y sin prisa,
que
se funda en el paisaje,
que
solo existan cadenas,
de
personas que se abracen.
Brazos
y manos se extiendan,
para
ayudar a quien yace.
Se
va aproximando el alba,
con
sus cristalinas luces,
la
luz poblada de vidas,
pero
que no falte nadie.
Que
el mar sea un lago sin ira,
donde
la vida se bañe.
A.L.
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08/05/2020
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