AMOR
DE MADRUGADA
La
lucidez se apaga,
si
se enfría la coherencia
Una
voz inconexa,
una
idea que se quiebra,
una
palabra dicha
entre
alfileres presa.
La
sencillez se pierde,
si
no es claro quien piensa.
Camino
del final,
se
va haciendo la senda,
unos
pisan apenas,
otros
hunden la tierra
y
el sentir generoso,
de
quien holla a conciencia.
Una
estela en el mar,
de
la acuífera meta.
Nace
en el viento el aire,
como
el junco en el río.
De
la lluvia la gota,
que
resbala y se cae.
Una
brizna que yace,
sobre
el rostro que nace,
un
suspiro que brota,
como
un leve sonido.
La
canción se ha acercado,
paulatina
y sin prisa,
acariciando
el tiempo,
que
comprimido mima.
La
palabra que esgrime,
la
verdad que cautiva
y
unos ojos mirando,
que
acarician la vida.
Se
fue la lucidez,
la
palabra sentida,
la
redonda honradez,
de
quien ama la vida.
Va
dejando la duda
o
la certeza misma
y
un sendero a seguir,
con
la verdad fundida.
En
el seno del mundo,
donde
el amor habita,
se
parten las tinieblas
con
dagas cristalinas.
Un
susurro que aflora,
de
la espesura íntima
y
unos jugosos frutos,
que
en la carne se agitan.
Amor
de madrugada,
cuando
el alba se agita,
entre
sueños velando,
para
que el verbo exista.
A.L.
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17/05/2020
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