SIN MIRAR, MIRANDO

Miró al fondo del abismo,

mientras que este le miraba.

Sintió el intenso vacío,

acapararse de su alma.

Y pensó, si estaba vivo,

o entre las sombras soñaba.

El riachuelo va cantando,

extravagantes sonatas.

Buscando sin pausa el río,

que al mar le lleve, sin pausa.

En su sinuoso camino,

va besando lo que ama.

Miró al fondo del espacio,

donde no existe la nada.

Sintió, sentirse abducido,

por su atrayente mirada.

Las estrellas le miraron,

sin decir ni una palabra.

Fueron creciendo los mares,

recuperando su espacio.

Espacio que le robaron,

quienes sus carnes violaron.

Y bramó, como lo hace el viento,

en huracán transformado.

El amor miró hacia adentro,

como se mira lo diáfano.

Sintió el amor que era eterno,

en el fondo de lo humano.

Y amó, como ama un poseso,

a la vida, arrebatándoselo.

Y así, mirando y mirando,

se fue descubriendo al miedo,

que, a su vez, le iba mirando.

El amor dribla el obstáculo,

que va el camino obturando.

No quiere el amor ser huérfano.

Mira el vació al humano,

con ganas de ser su amo.

Ángel L. Pérez ®

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22/09/2023