DEL TECLADO, REO

Cuando las teclas me miran,

con esos ojos de plástico.

Mis dedos tapan su rostro,

para construir un poema.

Y, tecla a tecla, pensando,

voy por la mente vagando,

como un perdido profeta.

La voz se encoge en el pecho.

Y el silencio se hace el dueño,

al parar el movimiento.

Como en éxtasis el tiempo,

parece frenar su marcha.

Quedan las teclas estáticas.

Y en pausa quedan los dedos.

Mientras el magín se ensancha.

Manos ágiles que enlazan,

con la mente y con el verbo.

Pensamiento que atraviesa,

las paredes del misterio.

Y se oye, muy a lo lejos,

el numen que se desplaza.

En silencio queda el tiempo,

prendido de la existencia.

Las teclas nerviosas bailan,

sobre el teclado, que muerto,

parece que vida cobra.

Y sobre el lienzo que sueño,

se van plasmando los versos.

Letra a letra, cuál reguero,

de sutiles pensamientos.

Recobra el verbo el aliento.

Canciones son las palabras,

que locas repiquetean,

desde la mente a los dedos.

Y en una doble pirueta,

se va formando la estrofa.

Las teclas siguen mirándome,

reclamando movimiento.

Sin expresión ni talento.

Así, se escribe el poema,

sobre el plástico sin alma,

de un teclado que hace rea,

la mente, que resucita.

Tecla a tecla, verso a verso.

Como golpea la lluvia,

sobre el cristal, con esmero.

El reo, ya queda absuelto.

Angel L. Perez ®

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29/11/2022