ALMA DE JUGLAR



Al despertar la tarde me enajeno.

Brisa que siembra semillas,

en el corazón del viento.

Amar, sin duda, a la vida.

Que trae gozo y desengaños.

Y siento que ardo por dentro.

Y sé, que al fin, ya me muero,

cuando me amen otras vidas.



Y allá, en el interior, se fragua el otro.

Aquel que entre mis sueños se camufla.

Amante soy, del soplo que acaricia.

Y vago entre las sombras, cuál beodo.

Ha quedado sin Luna la vigilia.

Ha remontado el vuelo la paloma.

Y una flor ha crecido entre las tumbas.

Como un amanecer entre las dunas.



No corre, si no vuela, quien levita.

Por dentro vivo solo con mi huida.

Y todo resplandor calma mi enojo.

Por ver, cada mañana, una injusticia.

Me ausento de mi mismo y me desdoblo.

Para ser más etéreo y ser más brisa.

Amor por compasión, no lo soporto.



He cabalgado el mundo con locura.

En la noche, he visto atardeceres.

Cambié lo material por la sonrisa.

Y cada ola que viene, viene a verme.

Está en los amaneceres la alegría.

Un sincopado sueño con la vida.

Que al unísono canto, con cordura.

Sin aliento lato al ritmo, cuando rima.



Amor, por la mitad, como el dolor,

que llega con la brisa al mediodía.

Alma juglar, que canta al estupor.



Angel L. Perez ®

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09/11/2022

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