EL TIEMPO, NUNCA PERDONA



Entre el suave tableteo,

de las bailarinas hojas,

se oye el ruido pertinaz,

de la humanidad que llora.

Lágrimas son, como gotas,

de una lluvia contumaz.

Tormentas que se desbordan,

en la tierra que se agosta.



Canta el mirlo, mientras gritan,

las mudas voces lejanas.

Aquellas claras mañanas,

van tornándose grisáceas.

De las alondras, sus cantos,

quedos sus trinos añoran.

Pero, las vidas afloran,

como crecen las acacias.



Amores a contraluz,

amando entre Sol y sombra.

Amantes, que entre las notas,

de una melodía que brota.

Nacen, rompiendo las rejas,

de las oscuras mazmorras.

Quiere el sueño despertar,

de la insistente modorra.



Madrugadas de derrotas,

y atardeceres que flotan,

en eufóricas victorias.

La bestia afila sus garras,

mientras el amor se viste,

con sus más recias corazas.

Se van cayendo caretas,

descubriendo horribles caras.



Amor, que vive y reflota,

aunque la luz se ensombrezca.

Vida que busca una estrella,

aferrándose a su estela.

Amores, que entre las grietas,

como las flores rebrotan.

Nada destruye las sendas,

que van forjando sus huellas.



El tiempo, nunca perdona,

aunque atenúa las derrotas.



Angel L. Perez ®



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Imágenes tomadas de: https://pixabay.com/es/videos/



15/07/2022

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