DESDE ARRIBA Y DESDE ABAJO

Desde abajo mira el noble,

sin agachar la cabeza,

y por encima del hombro,

con desprecio mira el necio,

nobleza llaman a algunos,

si son de alcurnia o realeza,

cuando miran con desdén,

a quien vive en la pobreza.

Templar el frío que atenaza,

enfriar lo que calienta,

y pausando lo que corre,

darle paz a la cabeza,

volver de nuevo al origen,

con la calma como regla,

y soslayar la amenaza,

de la insolente tristeza,

vencer a esa enorme rémora.

Canta sin prisa el jilguero,

sin pausa ruge la tierra,

y el quejido de la hambruna,

se hace grito en la pobreza,

las penas son de los otros,

y las alegrías son nuestras,

y así, callan una a una,

las voces que están más lejos.

El tiempo agota las fuerzas,

el necio exprime la vida,

y en los ojos la nobleza,

de quien sin pensar abriga,

el amor no pide cuentas,

ni a las verdades esquiva,

la mirada es el espejo,

donde el ser se dignifica.

Desde la atalaya mira,

como el águila a su presa,

y en sus ojos el poder,

hace acto de presencia,

así el poderoso observa,

al labriego que cosecha,

más no sabe el tal señor,

que sin él no habrá riqueza.

La voz se ha quedado huera,

de tanto gritar al viento,

de clamar en el desierto,

la dignidad que le niegan,

se han secado ya las lágrimas,

de tanto llorar por dentro,

se va espesando la niebla,

y están gimiendo las ánimas.

Reta el amor al desprecio,

y en buena lid vence al miedo,

su poder no tiene límites,

derrota al dragón y al ogro,

no flaquea ante el desafío.

Angel L. Perez ®

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11/01/2022