NO
HAY UN RESQUICIO VACÍO
Quisiera
ser la pitanza,
el
sustento que hace falta,
el
necesario alimento,
para
la hambruna que grita,
para
las resecas bocas,
que
sus derechos reclaman.
Quisiera
ser el consuelo,
paliar
la desesperanza.
Ojos
que miran de cerca,
otros
aviesos se apartan,
miradas
que se detienen,
otras
apáticas pasan,
mirando
pero sin ver,
la
vida sin esperanza.
Ojos
que pasan de largo,
mirando
y no viendo nada.
Caminante
sin sendero,
que
entre vericuetos anda,
sorteando
las aranas,
a
las encubiertas trampas.
Andante
de los caminos,
que
de tanto andar se gastan,
pasos,
pisadas, latidos.
Las
huellas quedan grabadas,
en
el libro del destino.
Senderos
sin caminantes,
bocas
secas, sin sustento,
cuerpos
sin el alimento,
que
la natura reclama.
Caminante
sin camino,
pues
sus andares coartan,
con
rejas y laberintos.
Almas
sin rumbo pululan,
ahítas
de sinsentidos.
Amor
que sigue la senda,
que
dejaron los ancestros,
llenos
de sabias palabras.
Pasos
grabados a fuego,
en
crisoles de esperanza.
Amor
que extiende los brazos,
abrazando
a quienes penan.
Generosas
las ofrendas,
ennoblecidos
los lazos.
Se
va acercando la aurora,
como
un tragaluz que flota,
ente
grises nebulosas,
el
alba a la luz asoma,
con
su belleza sonora.
Se
marcha un claro de Luna,
huyendo
por la ventana,
mientras
comienzan los cánticos,
trinos
que anuncian andanzas.
El
cielo de fuego viste,
como
la vida resiste,
lo
embates que la aguardan.
No
hay un resquicio vacío,
en
cada instante que pasa.
A.L.
(ángel l. pérez)
NO
SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME
(anónimo).
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02/09/2020
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