MEMORIAS...


Cuando el recuerdo se queda.

Aferrado, al corazón.

Junto al latido, resuena.

Y, a veces, tan alto suena.

Que, pareciera, romperse.

Dentro del alma, su voz.


La memoria es un acordeón.

Estira, a veces, sus brazos.

O, sobre sí misma, encoge.

Es dúctil, y son sus voces.

Altisonantes, o un roce.

Que, acaricie, el corazón.


La memoria es poderosa.

Pues, engrandece o achica.

Nos reduce o nos amplía.

Tal, como la vida misma.

Que, nos golpea, o acaricia.

Viento, que es tifón o brisa.


Memorias, en el baúl.

De, variopintos recuerdos.

Donde, olvidados momentos.

Se acumulan, sin parar.

O, los hay, que son tan bellos.

Que, en realidades, tornan.


Hay amores, que se pierden.

Ocultos, en la memoria.

Y, que, a veces, solo un halo.

De ellos, se hace presente.

Y, hay amores, que se extienden.

Parasitando, las vidas.


La memoria es traicionera.

Pues, a veces, se camufla.

Vistiéndose, de reliquia.

O, al sentirse prisionera.

Grita, con voces de afrenta.

O, sin llamarla, visita.


Hay, memorias de belleza.

Y, las hay, que abofetean.


Ángel L. Pérez ®

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13/06/2025

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