NO AZOTA POR ODIO EL VIENTO

En la fracción de un suspiro,

que sale de las entrañas,

se concentran los sentidos,

y se desvelan los karmas,

y el sentimiento, en un hilo,

como acordes en las cuerdas,

versátiles como acróbatas,

llora lágrimas que sanan.

No canta el mirlo por pena,

ni vuela por pena el águila,

ni se apenan las libélulas,

revoloteando en el agua,

no quema el fuego por rabia,

ni por rencor las tormentas,

anegan tierras y casas,

ni por odio el tiempo pasa.

Como cuentas de un rosario,

como del llanto las lágrimas,

como gotas de un torrente,

que precipita en cascada,

latido a latido sienten,

y verso a verso se abrazan,

cada suspiro que emerge,

y cada aliento que mana.

Canciones, que en cada nota,

las emociones desgranan,

cada letra es un concierto,

y cada verso, en el alma,

va dejando un poso eterno,

grabado a fuego, y ensancha,

el corazón con el beso,

que su melodía plasma.

No canta el ave por rabia,

ni por odio azota el viento,

ni se agranda el sentimiento,

por azar, ni llora el niño,

cuando nace por nostalgia,

no desprecia el torbellino,

cuando la vida arrebata,

ni por ira el remolino.

Palabras que van saliendo,

como brotes, que creciendo,

miran desde arriba al verso,

y como abraza la rima,

al sentido del poema,

como, de una sola vida,

se construye un universo.

Angel L. Perez ®

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05/06/2022