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Mostrando entradas de septiembre, 2024
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  LA BÚSQUEDA. Cadena que se parte. Y al romperse. En mil pedazos. Deambula en el espacio. Y Cada trozo. Reclama su eslabón. Su par, que le dará la fuerza. De esa forma. Busca incansable. En soledad, perdido. Como el ave a su bandada. Desorientada, sin rumbo fijo. Solo marchó. Buscando su destino. Y en esa soledad. Los huecos de su alma rellenaba. Más siempre, alguno vacío se quedaba. Busca el marino, su rumbo en un sextante. Busca referencias en el cielo. Busca de las estrellas el consuelo. Y en la ansiedad que le domina. En su búsqueda fija su destino. La razón se ha burlado. Se mofa del que medra. Del que deja de perseguir su esencia. Pues al verse a sí mismo abandonado. Pierde la razón de su existencia. Explora un atajo el caminante. Que mitigue el cansancio que le agota. Perdido el rumbo. En su cuaderno anota. Anota las piedras, que en el camino encuentra. Marca su ubicación y de esa forma, reconducir de nuevo su andadura. Salt
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  VIVIR... Corazones al acecho, en arrítmicos latidos. Amores en el olvido, que renacen en los sueños. Y una canción sin sonido, que se oye en el Universo. Vivir soñando despierto. Y caminar sin aliento, hasta terminar el sueño. Comenzar, así de nuevo, por el angosto sendero. Amar, viviendo sin freno. Como sentir el vivir, cuando vibra el sentimiento. Vivencias hay como sueros. Y en el presente ser sueño. En el pasado, al sentir, ser, en la vida, alimento. En los vestigios se sabe. Se vive en los intersticios. Y en las grietas se convive, con el alma en un suspiro. Amando vive, quien vive, entregado sin resquicios. Corazones al acecho, en los latidos atentos. Notas de un viejo instrumento, con sonidos de lo nuevo. En el sueño se hace vida. En la realidad el verbo. Caminando de puntillas. Sabe quién vive, que sueña. Quien sueña sigue viviendo. Y en el tenaz duermevela, despiertos viven los sueños. Amantes de lo secreto. Vividores de lo vi
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  SIEMPRE DEJA HUELLA… Siempre deja huella. La huella indeleble, que deja la ausencia. La ausencia de aquellos, que teníamos cerca. También de batallas. Heridas internas. Y las cicatrices, que nos lo recuerdan. Malas decisiones. Promesas sin fecha. Amores perdidos, tal vez, por pereza. Y así se quedaron. Latentes, dormidas. En lista de espera. Buscando el momento, de salir afuera. Siempre deja huella. La ofensa del otro. Que busca la herida, para ahondar en ella. Siempre dejan huella. Grandes corazones, que nos alimentan. Que su vida entregan. Que no piden premios. Ni palabras huecas. No quieren honores. Ni falsas lisonjas. Ni medallas de oro. Ni exigen riquezas. Su alma generosa, sin tregua se entrega. Como entrega el polen, Que extrae la abeja, de una flor ajena. Siempre deja huella. La lluvia que horada, la roca más recia. También deja huella. El viento que azota, las verdes praderas, con fuerza inaudita. Quebrando l
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  RECUERDA Los sonidos escuchan Ya canta la calandria. Y su voz es la lucha. Sus trinos son la vida. En la atmosfera cantan. En las sombras hay magia. Peregrinos del mundo. Caminantes de sueños. Los misterios profundos. Del inmenso Universo. Y las vidas, que, aladas, buscan lo verdadero. Salva el verso a la ira. El amor vence al tiempo. Comienza la partida, entre el latir y el verbo. Canta el ser y se olvida, del voraz sufrimiento. Viajeros de las mentes. Glamurosos amantes. Ausentes van los ríos, que van a contracorriente. Verdades de los siglos, en la vida presente.  Que retornen los sueños, que un día se perdieron. Vuelvan las madreselvas, a perfumar el tiempo. Ha vuelto del recuerdo, el amor, que es espíritu. Y así, siempre recuerdan, los amores, los vínculos. Que uniendo sus conciencias, se abrazaron sin duelo. Verdes eran las rimas. Rojos son los anhelos. Con los ojos del mundo, las acciones se vieron. Y quedaron los hechos, e
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  DADME… Dadme un soplo de la esencia, que destila el sentimiento. Y una brizna del aliento, del sentir para que sienta. Un latido que me aliente, a seguir con el camino. Y un palpitante latido, para sentir la presencia. Dadme el aroma del viento, que trae perfume de rosas. Y el olor, de las hermosas, profundas aguas marinas. Del fragmento que respira, cuando brilla el sentimiento. Y un segundo de los días, para seguir existiendo. Con la mente al descubierto, dadme un bello pensamiento. Dadme un grano de simiente, del huerto de los amores. Y un pétalo de las flores, que crecen del sentimiento. Dadme del poema un verso, que hable de amor no de guerra. Dadme un soplo de la vida, de una gran inteligencia. Para que en mi mente fluyan, pensamientos de sapiencia. Una mirada sincera, que sea, luz en las tenebrosas nieblas. Y el hálito que me inspire, cuando me hable la conciencia. Y al darme un soplo de amor, me han dado toda una vida. Ángel L. P
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  LAS NOCHES Se fue encendiendo la Luna, y adormeciéndose el Sol. Cuando es más frágil la luz, va reposando la vida. En los oscuros matices, la magia ya cobra vida. La noche cae sin remedio. Mientras la luces se escapan, por los rincones oscuros. Nada se detiene o pausa. Vive en la vida el misterio, entre en los sueños más puros. Bellos versos se acumulan, en las noches de los tiempos. En los pliegues de los sueños. Y en la piel que se dibujan. Las bailantes rimas rozan, las verdades que se citan. Se fue encendiendo la Luna, en la cuna de los verbos. Y la calma se hace dueña, del descanso y del deseo. En las luces mortecinas, se hace patente el silencio. No se detienen los vientos. Hay flores que ya florecen. Y los sueños amanecen, entre las tranquilas vidas. El amor sale del tiempo, para enamorar la vida. Se hacen verdad en los sueños, los tesoros que palpitan. El amor, con ellos, vibra, en los pliegues de los verbos. Y la música es laten
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  SOMBRAS Entre las sombras se ocultan. En las tinieblas se esconden, Caminaba solo con negra sombra. Luces que la nombran, voces, que gritan, advirtiendo al mundo. Y entre la nostalgia, que quiere, estar sola, se funde la vida. Sombra que me sigues. Como hábil sabueso, que no ve, pero no desiste, como el aire. El tiempo se asoma desde la penumbra. Y canta en silencio, como canta el verso. Sombra que codicias, ese frágil cuerpo. Como la caricia, que anhelaba el verbo. Sombra que te ocultas, en las luces prístinas, que brillan, para tapar, tu siniestra silueta. Más, no dejas rastro, de tu faz, que es honda, y por demás profunda. Oscuridad que me arropas, con tu etéreo manto de cometa. Súbeme a tus alas, para que desaparezca. Claridades en las sombras, que son, como sutiles señales, que van, en su proyección, dejando soles. Como el amor que se nombra. En la noche, sin rivales. Negritud que así me abduces, con mentiras y verdades. Sombra que ama la
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  LA IDEA En el camino. Voy sembrando palabras. Busco un resquicio, Un lugar de acogida. Una tierra abonada, donde encontrar mi sino. Convertida en leyenda. La idea se revuelve. Quiere ser la primera, en gozar del triunfo. Más su efímero logro. Dura solo un instante. Y al segundo siguiente, otra entra en escena, ocupando su sitio. Canta el mirlo en su nido. Y con cada trinar, su existencia permuta, de mortal a deidad. La verdad de sus notas, se revelan de aire. Y su canto es el sueño. Que los otros desean. Primavera de amores, convertida en estrella. La idea no se ocupa, del cuerpo en el que habita. Vuela libre en su esencia. Para sembrar la duda. Y al dudar quién contiene, semejante riqueza. Analiza y entiende, la razón que le acerca. Suspendida en el aire, la verdad sobrevuela. Como el águila espera, detectar a su presa. Y al sentir su mirada, saeteando su idea. La razón se desnuda, sin ninguna reserva. No arrebates el tiempo. Qu
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  PUENTES Tiende puentes la existencia, para que pase la vida. Puentes que al final te llevan, donde lo mágico habita. Y al caminar sobre ellos, va quedando la experiencia. Para que las huellas sigan, quienes detrás van naciendo. Suave trinar que camina. Verde pasto que alimenta. Sangre que la vida riega, para que tiemble la tierra. Amor que acude a la vida, para llenarla de esencia. Mano que a otra mano ayuda. Ojos que ven, más no miran. Puentes que tiende la vida, para al verbo conducir. Y en cada puente vivir, cada momento que viva. Son estelas como surcos, que en la mente se prodigan. Y en el corazón latir, con la fuerza que nos guía. Como puentes son los pálpitos, que a los sentidos alertan. Y van cambiando los hábitos, según se vive y se piensa. A veces, son sin retorno. Otras, se vuelve a la senda. En la oscuridad que reina. O en las luces que te ciegan. Hay puentes que tienen ojos. Otros, párpados que ciegan. Los hay, que cruzan la