SOBRE EL LIENZO DE LA VIDA



En el lienzo de la vida,

plasmó el poeta su alma,

con letras de piel pintadas,

fue desnudando la vida,

y dibujó las palabras,

con la sangre de sus venas,

y en trazos finos, precisos,

esbozó alegrías y penas,

y en el lienzo quedó escrito,

del corazón sus latidos.



Camina, siempre camina,

de la mente en sus caminos,

y se abraza a cada pena,

y se deshoja ante el hambre,

y llora ante la injusticia,

bebe de vida ajenas,

para entender lo que vibra,

en cada alma que se encuentra,

y ante la prisa se frena,

para mirarse y ser libre.



Sobre el lienzo de la vida,

pinto el artista su anhelo,

lo que devuelve la vida,

cuando la vida se entrega,

libres sus trazos se viven,

a través de otras miradas,

y el lienzo extiende las alas,

para alcanzar a otras vidas,

y grabada en la retina,

queda la obra inacabada.



Baila el poema en las pupilas,

danzan los versos sin prisa,

como sabias bailarinas,

flexibles como los hilos,

de la urdimbre de la vida,

caminan, siempre caminan,

sobre palabras de alambre,

y ante el mundo se desnudan,

las almas de los orates,

que cuerdos, sin saber, riman.



Dejó el corazón abierto,

el poeta mientras camina,

por el extendido lienzo,

donde plasma sus desdichas,

y cada letra es un tiempo,

y cada verso es la arritmia,

de su devenir incierto,

camina, siempre camina,

con los labios entreabiertos,

para libar de la vida,

la esencia de sus momentos.



No canta el mar, sino grita,

mientras murmuran los vientos,

y en sus entrañas levitan,

las vidas que ya se fueron,

cada ola es una estrofa,

cada vaivén, un recuerdo,

y acariciando la orilla,

llega a la arena en un beso,

sembró el poeta las semillas,

para que florezca el tiempo.



Sobre el lienzo se deslizan,

los más íntimos secretos,

cada pincelada inspira,

cada color, el acento,

y el corazón del artista,

se refleja en cada intento,

de pintar la vida misma,

sus manos tiemblan, y vibra,

cada fibra de su cuerpo,

vuela el lienzo al universo.



Camina, siempre camina,

aunque arrecie el aguacero,

aunque se abran las cortinas,

del alma de sus deseos,

y de par en par abiertas,

las carnes que le sustentan,

camina, siempre camina,

el poeta entre los tiempos.

No cesa el rayo, fulmina,

dando aviso así al viajero.



Poeta ,que sobre el lienzo,

deja de su alma fragmentos.



Angel L. Perez ®

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Imágenes tomadas de: https://pixabay.com/es/videos/



24/05/2022

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