Poemas y pensamientos

  AMOR DE MÚLTIPLES CARAS Déjame que dude viento, porque soplas sin control, porque en huracán te tornas, porque es tan recia tu voz, porque nublas los cerebros, con tu devenir violento. Dime viento porque gritas, porque tu gesto es tan recio. Bramó la mar sinuosa, vomitó sangre el volcán, gritó el hambre demudada, recluida en su dolor. Vociferaron las masas, presas de ira y de emoción, y bombeó el corazón, latidos de horror y rabia. Preguntas sin resolver, que acucian mis pensamientos, dudas, que siendo tormentos, son sin dudar fundamento, para ver y comprender, de que materia están hechos, los furtivos sentimientos, de por qué, vino y se fue. La Tierra gruñe y suspira, se acalora y enloquece, reclama lo que era suyo, y gritando se estremece, el humano en su codicia, robó el fruto de su vientre, su carne prieta envejece, por la ira que la fustiga. Amor que en dudas deambulas, que a la verdad la sublimas, que conviertes lo banal, en exquisi

  SOMBRA DEL ÁRBOL CAÍDO Negra sombra que refresca al agotado viajero, sombra de árbol generoso, que al caminante da amparo, y a quien piensa da reposo, su cuerpo y sus brazos dan, sin distinguir el color, ni al pobre ni al poderoso, sombra de su corpachón. Cuelgan flores del balcón, donde se asoma la Luna, donde florecen las cunas, de los retoños en flor. Entra sin permiso el Sol, donde la sombra es cautiva, y se posa el ruiseñor, en la pintada baranda, donde se asoma la vida. El viento por fin llegó, para barrer la locura, turgentes bailan las hojas, esperando la canícula, y la luz cuál caracola, besa la playa desnuda. La arena danza en el agua, al compás de la marea, mientras la Luna se posa. Sombra del árbol caído, que aún muerto apoya al viajero, sigue la tierra nutriendo, con su cuerpo fenecido, y en su carne aún siguen vivas, las vidas que dio cobijo. A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO... SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (a

  EL GENIO BURLÓN La ola se lo llevó, envuelto en espuma y furia, y del sueño despertó, envuelto en sudor y bruma. El ciego dio la razón, a quien sin verlo lo vio, en silencio enmudeció, al ver la verdad sin velos. No cabe en la mano el mundo, pero cabe un Universo, de pasiones y desvelos. Una duermevela eterna, vive en los ágiles dedos, viviendo mil maravillas, soportando mil tormentos, entre algodones y espinas. El viento sopla en la espalda, mientras camina y caminan, cuerpo, temores y almas. El Sol cenital nos mira, con cara desenfadada, pues bien sabe que calienta, y a veces, también abrasa, silente la Luna aguarda. Senderos sin explorar, piel sin recorrer esclava, por descubrir los amores, y por renovar las ganas. La flor no sabe de amor, pero embellece y perfuma, a quienes quieren mirarla, nada pide, solo emana. La ola lo derrotó, por su poder impulsada, amores que ya se fueron, una estela perfumada, o en el cuaderno un borrón, una

  VIVIR SIN TIEMPO Pensar que el tiempo es de goma, y que se estira al antojo, de cada ser que respira, dándole tiempo a su tiempo, desdoblando cada instante. Creer que el tiempo son horas, que un segundo no es bastante, que el tiempo que duermes sobra, y que vivir es un arte. Sentir que el tiempo te espía, que te acecha sin mirarte, y que es una cobardía, a los ojos no mirarle. Sentir que el tiempo es olvido, y que el tiempo es el presente, olvidando que es el tiempo, sentencia, juez y verdugo, y que no respeta a nadie. El tiempo lima los bordes, el filo de los errores, y va moldeando el recuerdo, según sea genial o torpe. Pensar que el tiempo no existe, o que es solo el carcelero, de la vida que viviste, que se duerme mientras duermes. Cree el tiempo que es tesorero, de los bienes y prebendas, más desgasta y desmorona, hasta a la torre más recia. No tiene el tiempo etiquetas, ni distingue entre colores, ni de razas ni banderas, su poder no ti

  AMAR EN VERSO No sabe el verso que es verso, hasta que no llega al alma, y se siente en las entrañas, hasta que impulsa al latido, hasta que no se derrama, en vital escalofrío, y no tiembla entre los labios, al recitar sus sonidos. Tan solo el verso es poesía, si conmueve a quien no siente, si hace sentir a quien duerme, a quien solo ve su ombligo, si hace revivir al niño, que en cada corazón vive, que hace vibrar cada nervio, que viaja en cada latido. Ama el verso a quien le mira, ama a quien se recompone, al comprender sus palabras, que de lo profundo emite, que de sus entrañas surge, dándole a la vida alas. Ama el verso a quien construye, con sus letras su atalaya. Verso que al tiempo detiene, que al dolor no teme, porque a los dolores calma, verso que al vivir en otros, cree y crece con cada alma, y va dejando consuelo, en quienes sufriendo sienten, el roce sus palabras. El verso cruza la puerta, sin llamar entra en las vidas, sin perm

  EL PASADO YA ES MAÑANA Caminar entre los huecos, de la inestable memoria, y beber del manantial, que nació de los recuerdos. Sentir la brisa en el sueño, como una caricia mágica, que viene a bordar la vida, con los hilos del deseo. Cantar sin pausa entre miedos, y recitar entre risas, las letras de los encuentros. Saborear las sonrisas, forjadas a fuego lento, y ver entre los luceros, y entre cálidos alientos, bañarse en la propia vida. Transitar entre otros cuerpos, rozando el aire que emanan, y ver que también son nuestras, las voces con las que hablan. Oír con el corazón, y ver sin ver con el alma, y sintiendo percibir, que otros acentos nos llaman. Soñar que el tiempo no pasa, que es un sueño la existencia, que es eterno un solo instante, que es un soplo el pensamiento, y en cada viva presencia, sentir que nunca es bastante, que es escaso el sentimiento, que son pocas las palabras. Creer que en solo una vida, se contiene un universo, y

  DE CARETAS Y CARAS Se descubre en la mirada, aunque la mueca se esconda, tras caretas y tras máscaras. El follaje tapa el alma, el rictus que le delata, y en el brillo de los ojos, la verdad desnuda baila, sus innumerables danzas. Camuflada en la palabra, campa sin pudor la trampa, escondida entre las sílabas, en las retorcidas formas, que las falsedades tapan. La mentira bien se acopla, entre verdades a medias, entre consonantes átonas. Ya sabe el aire a fritanga, ya el aire al aliento abraza, ya se mezclan los sabores, y los olores se afanan, en ser aéreas bocanadas. La faz se ha quitado el velo, para destapar el alma, la mueca, casi a sus anchas. Las caretas se desprenden, de las demudadas caras, y ya se fruncen los labios, ya los labios se desatan, reos de las mismas máscaras, y el viento airoso se cuela, mar adentro en las gargantas. La sonrisa al fin ya baila. De nada sirve fingir una sonrisa, si mienten los ojos. No cubre la careta

  EN EL TIEMPO... La frente erguida, sobre los fuertes hombros, hechos de firmes pasos, de hondos surcos hechos, a golpes de esperanza. Henchido el cuerpo, por la labrada senda, palomas en los ojos, aleteando en la luz, que deja el pensamiento. Una vida ha llegado, otra marcha sin tiempo. El tren lleva retraso, recién nacido ha vuelto, brillante cuál lucero. Corazones de ébano, al socaire del odio, temblorosas las hojas, cuando el tronco se troncha, entre aplausos de cieno. Arde el cuerpo en el lecho, sueña el verbo en el sueño, y el camino se estrecha, helado tras el celo, con los ojos de hielo. La mirada eclipsada, el corazón sin tiempo, en la orilla cercana, el amor se hace hueco, con los brazos abiertos. Una fluida alfombra, ahíta de recuerdos, en el nido sin nombre, donde acecha lo nuevo, donde trina el jilguero. Una voz cantarina, dice al amor sin verlo, que es sólida su imagen, y ardiente su deseo, en el mar y en el viento

  EL BLANCO ME ESTÁ MIRANDO Sobre la página en blanco, las letras cantan bailando, sinfonía de caracteres, que, a veces, desafinada, pone negro sobre blanco. El verso, sin querer nace, y crece con el acento, mientras expresa en sus verbos, el flujo de sus desvelos, vive locuaz contra el tiempo. La pluma gira en los dedos, inquietos como tentáculos, presos en su desconcierto, y el verso mira a quien plasma, con inquietud su talento. Mira a los ojos la página, en su ambarina ignorancia, a los ojos de quien habla, desde el interior, sin calma, apretando el corazón, como queriendo abrazarla. En la sombra vive el tiempo, la inspiración vive dentro, las letras son como pájaros, revoloteando entre versos, y en cada línea se siente, y se muere en cada aliento. Cada palabra es un canto, cada frase es un derecho, arrebatado al recuerdo, los caracteres se mezclan, peina la pátina el tiempo. Me están mirando las hojas, me hablan de sus deseos, me in

  SER QUISIERA... Quisiera ser la savia que alimenta, quisiera ser tormenta y ser de tierra, ser hormiguero y ser una veleta, que al viento sigue siempre inquieta, quisiera ser la rosa y la violeta, la sangre y el latido, ser la estrella, que roza con su estela el infinito. Quisiera ser la sal y la pimienta, la miel quisiera ser, ser como el néctar, el centro donde fluyen las mareas, la briosa mar, la voz quisiera ser, que canta sin cesar, que no reposa. Quisiera ser la calma y ser el alma, quisiera ser la esencia de las cosas. Ser en la madrugada aquella hoja, bañada de rocío, gota quisiera ser, de la lluvia que mi tierra moja, quisiera ser la pitanza y ser la alforja, del caminante eterno ser su huella, cada pie que traza los caminos, cada respiración de cada aliento. Quisiera ser el viento huracanado, o un soplo de un gigante enamorado, quisiera ser la luz y ser la sombra, y ser el corazón que late y mora, en tu cuerpo mujer, que al ser adora. Quis

  EL PASADO VIENE A VERME El pasado viene a verme, con la toga de justicia, con la balanza en las manos, para desvelar las cuitas, y sopesar lo pasado, pero sin mirar, sin vista, los ojos tiene vendados, la sentencia ya está lista. El pasado viene a verme, faz envuelta en la neblina, sigilosa y serpenteante, la mirada desvaída, rostro de múltiples formas, un variopinto semblante, con gesto adusto o sonriente, lo mismo que alegra, hiere. El pasado va llenando, sin cesar la enorme alforja, pesada como una losa, de la gravedad se mofa. Va llenando las cabezas, no dejando apenas sitio, carga, unas veces ligera, otras de plomo macizo. Amores y sinsabores, de canciones y estribillos, traiciones y desamores, se va escribiendo el gran libro, borrosas llenas de lágrimas, las páginas, de suspiros, de voces quedas o airadas, de verdades o delirios. El pasado viene a verme, para que no se me olvide, la fuente de donde vengo, el manantial del que existo

  GRITA EL VERSO A VIVA VOZ Seco el verso en bambalinas, de inspiraciones envuelto, de secano seco el híbrido, mitad dios mitad mundano, amodorrado el sentido, sopor del humor y el verbo, que en el reposo embebido, vive el locuaz intelecto. Inflexible el poder muestra, en su verdadero rostro, la crueldad de sus miserias, miserias en los derechos, que andan como marionetas, movidas por crueles nervios, movimientos a su antojo, con hilos de puro acero. Lucha voraz de quien vive, entre el hambre y el desprecio, según se mire el color, de las carnes de su cuerpo, vapuleados derechos, herramientas de labranza, como objetos son usados, caciques, creen ser sus dueños. El verso sale a la luz, para dar el do de pecho, y gritar a viva voz, contra el tirano embustero, que explota sin compasión, al curtido jornalero. Grita el verso y en su voz, innumerables acentos. Despierta siempre la vida, que crece en los aguaceros, con voz ronca o afinada, de mil

  POEMA MIL SEISCIENTOS En el tiempo que me queda, quiero vivir lo que siento, sentir en cada latido, revivir en cada aliento. Vivir siendo lo que soy, y de lo que fui el recuerdo, pues cada segundo soy, distinto del venidero. En el tiempo que me queda, no quiero olvidar el tiempo, de aquellos momentos mágicos, sombras y luces que hicieron, bruñir mi alma y mi cuerpo, despertar miles de anhelos, sumergirme en los deseos, y volar contra los vientos. Venturas y desventuras, aventuras cuál guerrero, que iba desfaciendo agravios, que iba desafiando al tiempo, la mente libre sin rejas, sorteando los encierros, la boca presta a la prosa, el corazón reo del verso. En el tiempo que me queda, imaginar mil cruceros, y ver mil seiscientos poemas, en el corazón naciendo. La voz ya se va agostando, miles de surcos cruzando, encrucijadas y cerros, la piel se arruga por dentro. En el tiempo que me queda, quiero fluir como el agua, manantial de mis ideas,